Con “Incendis” (2020), de algún modo Llacuna sacan a la luz lo que realmente quisieron hacer en su primer trabajo de hace más de dos años, pero en aquel momento todavía estaban investigando. Si uno conoce un poco a la banda, se dará cuenta de que ahora se ha encontrado el sonido y, en definitiva, el discurso que estos muchachos andaban buscando.
La melodía ha salido de verdad a la superficie. Probablemente, el corte “Incendi II” contenga su mejor estribillo hasta la fecha y, a la vez, resuma mejor el discurso del disco: nervio punk, ganas de mover la cabeza y el cuerpo, y voz y coros para disfrutar cantando, apuntando con el dedo hacia arriba y con una birra en la otra mano. Se nota que las canciones buscan la melodía pero, a la vez, también se puede apreciar el bagaje rítmico de la banda, bien aprendido del post-hardcore.
El fichaje de un trompetista, Marçal Coll, también tiene parte de culpa de este nuevo sonido. Si bien en el primer disco la trompeta sólo aparecía en un trocito de la última canción, ahora ya suena en la mitad de las composiciones, y no se puede negar que la incorporación de este instrumento da una gran fuerza y luz a la canciones.
También, ahora, las guitarras dan más juego. Es incontestable la obsesión que tienen los integrantes de la banda con la ola emo más reciente. Las mil y una horas escuchando discos de Oliver Houston, Sport, Mom Jeans, Macseal, Dogs On Acid, I Love Your Lifestyle y un sinfín de grupos similares están ahí presentes. Los riffs de guitarra no lo ocultan, tampoco sus detalles más particulares, como la incorporación de afinaciones abiertas o la técnica de tapping.
Si nos fijamos en las letras, encienden pequeñas historias personales más o menos camufladas por parte de unos millennials quemando el día a día, en el contexto de una sociedad capitalista claramente sin rumbo. En este sentido, la juerga y el descontrol que tanto les gusta, muchas veces se junta con historias de amor, introspección personal y dosis (más o menos subliminal) de crítica social y mensaje político. La música como forma de diversión o de protesta, pero siempre como vía de escape personal.
Para la grabación, mezcla y mastering han vuelto a confiar con Ultramarinos Costa Brava. Esta vez, pero, Borja Pérez ha tenido un peso más decisivo, encargándose de toda la grabación, haciendo labores de productor y completando la mezcla del disco. Y para la edición en vinilo, han podido unir las fuerzas de sellos tan queridos para la banda como BCore Disc, CGTH Records, La Agonía de Vivir, Pundonor Records y Saltamarges. Ahora empieza la quema del disco en directo.
