Banani se alimenta de la sátira en sus letras. Esta vez agudiza puntería con los “cuñaos” que, aparte del uso desproporcionado del desprecio, utiliza el sarcasmo en forma de accidente de tráfico sobre un asfalto rugoso que podría deformar cualquier tipo de cara. Para todos aquellos listillos que opinan de forma gratuita que sepan qué Atropellarte está hecha para pararlos. Los bajos se reptan, las baterías saltan y las guitarras silban.