Muy pocas bandas podrían aguantar diecisiete años de carrera consiguiendo que cada disco y cada directo te deje mejor sabor de boca que el anterior. Este es un privilegio reservado a los grupos que han construido un sonido y creado un contexto. Rippers son de esos. Tras cinco largos y varios 7 (incluido un split con Turbonegro), la banda de los hermanos Teichenné publican Fire Tractaät, su primer disco para BCore, en el que recogen la quintaesencia de su punkrock oscuro y rabioso.
Han pasado tres inviernos desde que nos deslumbraron con Seeds of the new dawn, disco en el que volvían a auto producirse tras dos largos gravados por Santi García, y con el que consiguieron elevar la potencia que les caracteriza un nivel por encima, matizándola con una elegancia inusitada. Con Fire Tractaät avanzan otro pequeño paso hacia ese lugar secreto que solo ellos conocen. Ni siquiera el reciente cambio de bateria (Marc Morell ha sustituido a Francesc Marchan) ha alejado a Rippers de la senda ruidosa y llena de dolor que recorren desde hace casi dos décadas.
En Fire Tractaät las guitarras fluyen del sosiego a la ira mientras la voz de Marc se arroja al abismo sin miedo a que éste le devuelva la mirada. Un sexto LP en el que Rippers se liberan de cualquier elemento externo, se encierran en su estudio de l\’Arboç y descienden hasta el germen de su propia música, esquivando la locura por tan solo unos centímetros. Así consiguen recoger en diez canciones toda su fuerza primitiva, un sonido crudo, de una belleza primordial que sugiere a gritos, un verdadero descenso al infierno en el que incluso las cuerdas de las guitarras se confiesan.
El artwork del disco esta extraìdo de de la obra de William Blake, el poeta y pintor británico de principios del siglo XIX que con sus visiones del infierno descendió hasta lugares muy cercanos a los que frecuentan Rippers en Fire Tractaät.