Las Mendra saben que no hay nada más punk que la honestidad, y es por esa razón que cuando escuches este disco puedes respirar tranquilo. Aquí encontraréis diez temas honestos que expresan exactamente lo que son: música, ruido, vibración, comunidad. Se nota que quienes tocan están conectadas por el placer de existir juntas, por el gusto por el humor y por el compromiso con la vida -y la muerte-. Las raíces de Mendra son múltiples y profundas, pero más allá del hxc ganxó y la milonga, estas raíces se remontan a las formas rituales de cuerpos danzando, de cuerpos respirando juntos, de cuerpos trascendiendo a través del sonido. Juegan sobre la línea de bajo, desbordando el ritmo, extirpando la voz o también rimandola generando desde la nada una música elemental y vital, con una fuerza que no impone sino que invita; puedes entrar si no te apetece, total, tú decides. Mendra seguirá haciendo música de la forma que les dé la gana y hablando de lo que nos hace tan humanos, lejos, lejísimos de las casillas rígidas de los géneros, los prejuicios, presuposiciones y expectativas.
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