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Precipicio

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Cuando todavía estábamos desgustando su reciente “Su nombre real era otro” (BCore, 2016) Futuro Terror, con puntualidad y disciplina de trabajo estajanovista, nos sorprende con su nuevo disco “Precipicio”.

Los tres alicantinos, más allá de auto-complacencias y pilotos automáticos, han pretendido dar un paso adelante en su carrera y evolucionar. Eso sí, no se asusten, no hay ninguna fascinación creativa por ningún sonido de temporada ni arrebatos a favor de estilos mayoritarios. Aquí siguen en pie todos los elementos que hacen reconocibles las canciones de Futuro Terror: las melodías inconfundibles marca de la casa, los trallazos anfetamínicos de duración adecuada (“Se encerró”, “Aburrimiento sin ti”), y las letras con querencia por el misterio, lo desconocido o lo sobrenatural, con un par de incursiones en la imaginería soviética (“Aelita”, “El Paso de Dyatlov” “Eurasia ya no es nuestra”).

La apuesta por el estribillo infalible sigue siendo una constante en Precipicio, sin embargo el trio alicantino apuesta por ritmos de batería y desarrollos mucho más arriesgados que en sus anteriores trabajos como en el caso de “Tumba de cristal”, temas más introspectivos y oscuros, pero que mantienen una intrínseca crítica al capitalismo y la post-modernidad. Casi siempre con el tema central del amor/desamor como excusa para añadir pinceladas que completan el paisaje distópico e inquietante, pero que nos es muy familiar como ya venía siendo habitual.

Futuro Terror han cambiado, incluso la portada, esta vez a cargo de María Gea, es más enigmática y sombría que nunca, pero han cambiado a lo lampedusiano, para que, de alguna manera, todo siga igual. Al contrario de lo que nos cantaban, su futuro –al menos el musical- no es aterrador.

En el tema que cierra el disco ahondan en las referencias soviéticas, en el que amenazan con volver en un Ekranoplan para recuperar Eurasia, un canto a la esperanza revolucionaria que repite sin cesar “sabes qué hay que hacer”. Cada uno que saque sus conclusiones, ellos nos han comentado que con las ventas de este trabajo pretenden ahorrar y comprar plutonio o uranio.

El disco fue grabado y mezclado el pasado marzo en Harri Sound, el estudio que tiene su amigo Álex Román en Torrellano (Alicante). El master lo hizo Martín Ballesta de Last Punch Mastering (Glasgow). Al final ha quedado todo entre colegas, aunque realmente el criterio a la hora de decidir con quién hacer cada cosa no fue la amistad, sino la confianza en su trabajo y la comodidad a la hora de grabar o mezclar.

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