Buen Destino

Si no te gusta el hardcore retorcido, ruidoso e inteligente, no es necesario que sigas leyendo esta nota porque lo que Buen Destino ofrece en su primer disco no es para ti. Establecidos en Barcelona en 2020, los cuatro miembros que dan vida a esta nueva banda no son unos recién llegados: Runa, Jack Torrance, It’s Not Not, Standstill, Omega Cinco, Read My Lips o Vórtice son algunas de las formaciones donde han militado Carlo Pavía, Rubén Martínez, David François y Àlex Fernàndez. Todas ellas tenían algo en común: la rabia.

Si hay discos que son producto de un momento, hay otros que son atemporales: pertenecen a un estilo, no a una época. En este segundo segmento se encuentran Buen Destino, cuyas influencias reconocidas recorren de un extremo a otro el espectro de la música incómoda: Killing Joke, Discharge, Converge, Jesus Lizard, Daughters, Dead Cross, Breach o His Hero is Gone.

Grabado y mezclado por el omnipresente Santi García en Ultramarinos en la primavera de 2022 y masterizado poco después en los AudioSiege Studios de Portland (EE.UU) por Brad Boatright –guitarrista y vocalista de los míticos From Ashes Rise, además de haber masterizado discos de Obituary, Poison Idea, Torche o Corrosion of Conformity, por citar solo unos pocos de los miles de proyectos que han pasado por sus manos–, las doce canciones que componen el debut de Buen Destino apenas llegan a la media hora de duración. Durante ese abrir y cerrar de ojos, uno tiene tiempo de sobra para hacerse heridas con las puntiagudas guitarras de Rubén, llenarse los oídos de moratones con la batería de David y llegar hasta la asfixia con los versos en llamas de Los creyentes, En mitad del espacio o la caótica Las virtudes del Primer Mundo.

Ha hecho falta pasar hacia atrás las páginas del catálogo de BCore hasta llegar al último disco de ALL ILL, Symbols Of Involution, –editado en enero de 1999, hace casi 24 años–, para encontrar una referencia tan enfadada, explosiva y punzante como este álbum. Calidad extrema.